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La ética en crisis
Hemos dejado por tanto la ética en el terreno de la marginalidad


Por: Antoni Pedragosa | Fuente: ForumLibertas



No sé por qué extraña razón, se ha querido ver la Ética, como una antigua herencia de épocas pasadas. Hemos visto en muchas facultades de Universidades, tanto públicas como privadas, que la ética no está presente en los planes de estudios, y cuando lo está, tiene carácter optativo. Hemos dejado por tanto la ética en el terreno de la marginalidad.  Y uno se pregunta: ¿Por qué se ha tomado esta deriva, si la ética es una condición básica para conseguir un progreso integral de personas y pueblos. Hemos visto el paisaje público desolado por la corrupción y las malas prácticas. Profesionales cualificados, excelentes economistas, abogados, ingenieros, formados en las mejores universidades, con sus acciones especulativas, han provocado la bancarrota del sistema.

La crisis, por tanto, no ha sido provocada por la ignorancia, sino por personas preparadas y con talento, pero sin escrúpulos ni principios éticos. Cuando hablamos de principios éticos, estamos hablando de actitudes de bondad delante de la vida. Da la impresión que a estas actitudes no se les presta la atención que merecen. Es curioso ver que la bondad no es objeto de atención mediática. En cambio el mal parece tener más audiencia, especialmente si se presenta de manera sensacionalista y escabrosa. Como si el público tuviera sed de morbosidad. La bondad en cambio, no se exhibe ni busca el aplauso, trabaja en silencio sin esperar el reconocimiento. Le basta con la satisfacción que genera su práctica.  Pero como mediáticamente pasa desapercibida, da la impresión de no existir. O peor aún, cuando se hace una peligrosa contraposición de ideas, como he visto en un artículo de un suplemento, que decía que una persona si era buena no podía ser inteligente, o al revés, si era inteligente no podía ser buena, y esto puesto en boca de un reconocido intelectual, parece que la inteligencia sea sinónimo de maldad.

Esta contraposición de ideas es un gravísimo error, porqué solo cuando la inteligencia se pone al servicio de causas nobles, abrimos el camino a un futuro mejor. Es cierto que sin inteligencia, no hay futuro, pero solo con inteligencia, tampoco hay futuro. Solo una inteligencia abierta al altruismo y al bien común, tiene capacidad de cambiar el mundo. La inteligencia al servicio de la bondad es el principal factor de cambio y la fuerza motriz del bien común.







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