Menu


¿Es el divorcio un derecho de la persona humana?
Uno es libre para casarse o no casarse; pero si se casa debe admitir el matrimonio como es: indisoluble


Por: P. Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte



Algunos dicen que por qué los católicos, que no admiten el divorcio, van a imponer sus ideas a todos los demás ciudadanos. Hablando de esto, el Cardenal Primado D. Marcelo González, dijo en una conferencia pronunciada en el Club Siglo XXI: «Eso de que los católicos non tienen derecho a imponer a los demás su concepción de la unión conyugal, es un sofisma. No se trata de imponer nada a nadie, sino de defender lo que ellos creen que es bueno, y que si se deteriora, ellos mismos serán víctimas de la nueva situación» 81.
Sin embargo, aun en naciones de mayoría católica, a veces hay una ley civil que regula el divorcio. Pero, «el cristiano debe seguir siempre los imperativos de la fe, sea cual fuere la evolución de las leyes del Estado sobre el matrimonio»
82.

Algunos dicen que el divorcio es un derecho de la persona humana.
Esto es falso.
Los derechos de la persona humana, lo mismo que las leyes de la Física, tienen valor objetivo, no dependen de lo que a cada uno le parezca.
Lo que es derecho de la persona humana es el matrimonio; uno es libre para casarse o no casarse; pero si se casa debe admitir el matrimonio como es: indisoluble.
Las cosas son como son, independientemente de nuestra opinión personal sobre ellas. Las cosas se imponen por su propia naturaleza.
La unidad, la indisolubilidad y la fidelidad son básicas para la defensa del matrimonio y de la familia.
Nadie tiene derecho a manipular el matrimonio a su capricho, como nadie puede manipular a su antojo las leyes de tráfico.
Uno es libre para salir a la carretera o para quedarse en casa, pero si sale a la carretera, tiene que someterse a las leyes de tráfico; hechas para el bien común. Lo mismo, cada cual es libre de casarse o no, pero no para cambiar la naturaleza del matrimonio.
Por lo tanto, quien libremente se casa no puede libremente romper el vínculo matrimonial.
El matrimonio no es de institución humana, sino de institución divina, no pudiendo, por lo tanto, estar sujeto al capricho subjetivo y cambiante de los hombres.
Decir que el matrimonio puede disolverse por mutua voluntad de los contrayentes, es inadmisible.

El matrimonio no es sólo un compromiso entre un yo y un tú. Tiene una función social ineludible. Por eso la Iglesia y los políticos no renuncian a incidir en él.
«Matrimonio y familia son considerados como la base de la comunidad humana: no se dejan, por lo tanto, en manos del capricho o del interés de los hombres»
83.
«El vínculo matrimonial no depende del arbitrio de los casados. Su consentimiento es irrevocable, y de éste nace una institución confirmada por la ley divina que la sociedad debe respetar»
84.
«La unión libre de un hombre y una mujer que se niegan a dar forma jurídica y pública a su intimidad sexual, constituye siempre un pecado grave, y excluyen de la comunión sacramental, pues el acto sexual debe tener lugar exclusivamente en el matrimonio»
85.

Para casarse, lo fundamental es amarse.
Pero el matrimonio es una cosa muy seria, con implicaciones en la sociedad. Y cuando el hombre hace una cosa seria ante la sociedad lo formaliza con un contrato. Para un católico, vivir matrimonialmente sin haber recibido el sacramento del matrimonio es una vida de pecado continuo que no puede traer al hogar la bendición de Dios. Y esto es gravísimo.
Los experimentos que se han hecho de comunas de amor libre, donde todos son de todos, al fin han terminado formándose parejas cerradas dentro de la comuna, o se han ido de la comuna para formar pareja con otra persona de fuera. El «todos para todos» sólo es posible cuando no hay amor y el sexo se realiza sólo por apetito.
Pero en cuanto nace el amor se busca la pareja estable. Es decir, que la pareja humana estable es algo natural.
Los mismos divorcistas que quieren romper unan pareja humana, es con el deseo de formar otra pareja, pensando que el cambio de persona iba a acabar con las imperfecciones inherentes a todas persona humana.
La solución no está en pensar en una persona sin defectos, que no la hay, sino en amar a una persona a pesar de sus defectos, y sobrellevarlos con virtud.
Los que se casan pensando en divorciarse, si las cosas no van bien, es que no aman; y si no se aman es seguro que fracasarán. Pues el matrimonio si no es con amor es un infierno.
Nadie pone plazo a su amor. El amor quiere serlo para siempre. El que piensa poner término a su amor, es que no ama. Quien admite una fidelidad quebradiza, tendrá pasión pasajera, pero eso no es verdadero amor. El amor exige exclusividad. De ahí la razón de los celos. Quien cambia fácilmente de amor, lo que tiene son caprichos sentimentales o sexuales. Como quien se encapricha con un juguete y luego lo deja por otro. El amor es otra cosa.
El auténtico amor quiere ser eterno.El amor no es algo pasajero que sólo interesa mientras sirve, como si se tratara de un objeto que se abandona cuando sale un nuevo modelo en el mercado. Para muchos el matrimonio es una unión efímera que puede romperse ante cualquier dificultad para iniciar una nueva aventura cambiando de persona.

Eso de que el matrimonio monógamo produce tedio es sólo verdad cuando está ausente el amor. Los sacerdotes conocemos muchísimos matrimonios que se aman y son felices a los cincuenta años de casados.
Naturalmente estos matrimonios no van al psiquiatra, y por lo tanto no están reflejados en las estadísticas de los matrimonios fracasados.
En cambio, es notable el hecho de que los fracasados en el primer matrimonio, suelen fracasar en los siguientes; por eso es tan frecuente que los divorciados vuelvan a divorciarse. El Anuario Demográfico norteamericano afirma que el 70% de los divorciados reinciden
86.

«Estadísticas puntales han demostrado que en los países donde el divorcio está a merced de cualquier contrariedad, del más fútil pretexto, se da un elevado y creciente porcentaje de jóvenes inadaptados socialmente, delincuentes, desorientados, descentrados, proclives al gamberrismo, inútiles para la vida de trabajo y convivencia, por haber estado privados de ambiente y medios familiares adecuados»
87.
«Que el divorcio lo pagan los hijos es una verdad que pone de manifiesto el estudio realizado por Martin Richards que dirige el Centro de Investigación de la Familia de la Universidad de Cambridge, que ha realizado un ambicioso estudio sobre el desarrollo psico-social de diecisiete mil niños británicos. La conclusión es demoledora: a los hijos de los divorciados les va mucho peor en la vida»
88.
«Una estadística publicada por el Tribunal de Menores de Chicago afirma que el 80% de los menores que comparecen ante este Tribunal, son hijos de divorciados»
89.
Según un reportaje del semanario Newsweek del 11-II-80, en Estados Unidos hay doce millones de menores de dieciocho años hijos de divorciados, y según el Uniform Crime Report (1976) de los menores procesados por delitos comunes en Estados Unidos, el 82% son hijos de divorciados
90.
Los grandes perjudicados del divorcio son los hijos, que necesitan de un hogar que los ame; y nunca puede ser lo mismo el amor que reciben de sus propios padres, que el que puedan recibir de la persona que ha sustituido a su verdadera madre o a su verdadero padre. Por eso se suele decir que los hijos de los divorciados son «huérfanos de padres vivos» (Dr. Carnot); y esto es lógico que produzca en ellos traumas psicológicos y afectivos que los convierten en hostiles a la sociedad y en delincuentes.
Los hijos de los divorciados son más huérfanos que los verdaderos huérfanos; pues éstos, al menos, pueden vivir de un recuerdo y guardar a sus padres difuntos todo su respeto y todo su amor
Los divorciados buscan egoísticamente su libertad, pero a costa del bien de sus hijos.
Las estadísticas dicen que se ha podido comprobar perturbaciones psíquicas en casi la mitad de los hijos de los divorciados.

En el Segundo Congreso Mundial de Derecho Familiar, celebrado en San Francisco (California) en Junio del 97, la psicóloga norteamericana Judith Wallerstein presentó un estudio sobre las desastrosas consecuencias que tiene el divorcio para los hijos
91.
«El divorcio suele tener efectos demoledores en los hijos. Entre otros, se han descrito manifestaciones depresivas»
92.
Según Gerald Caplan Profesor de la universidad norteamericana de Harvard, el 40% de los hijos de padres divorciados sufre psicopatologías
93. Entre otras cosas afirmó: «Los hijos de padres divorciados son tres veces más propensos a sufrir trastornos mentales que el resto de los niños».

Los hijos tienen derecho a un hogar y a unos padres que les amen y eduquen. El divorcio les priva de ese elemental derecho.
Muchísimos divorciados son responsables de que sus hijos terminen en la delincuencia, faltos de educación, de hogar, de familia y de amor.
Un gran porcentaje de delincuentes juveniles son la consecuencia del divorcio de sus padres. «El 95% de los delincuentes juveniles proceden de familias rotas»
94
Según el «Uniform Crime Rapport USA» del 1977, el 82% de los delincuentes juveniles en Estados Unidos, son hijos de divorciados. El divorcio aumenta además el número de hijos ilegítimos, según el «Demographic Year Book» de 1969.

Para la buena educación de los hijos es fundamental que se sientan amados. Muchos traumas se deben a la falta de amor
95.

El divorcio lleva también al suicidio y al desequilibrio mental. Según el «Demographic Year Book» de 1972, publicado por la O.N.U., de 28 países, 7 países no divorcistas ocupan los últimos puestos en la tasa de suicidios.

Los divorciados buscaron egoístamente su libertad, pero a costa del bien de sus hijos. «Estadísticas conocidas dicen que se ha podido comprobar perturbaciones psíquicas en casi la mitad de los hijos de los divorciados»
96.
Según un estudio realizado en Londres, el divorcio es malo para la salud tanto de los divorciados como de sus hijos
97.
Y el 65% de los enfermos mentales son personas divorciadas.
Según un estudio del Centro de Políticas Familiares de Londres, realizado con 17.000 niños, resulta que los hijos de padres divorciados y vueltos a casar tienen más problemas psicológicos
98.
Dice el conocido psiquiatra Dr. Juan Cardona Pastor: «Una familia estable es requisito indispensable para el equilibrio psíquico normal de la persona»
99.
Según un estudio del Centro de Investigaciones de la Realidad Social (CIRES) «es indiscutible» la vigencia del matrimonio en España. El 77% de los entrevistados no cree que el matrimonio sea una institución pasada de moda. Aseguran que para el éxito matrimonial lo más importante es la fidelidad, y que la convivencia en pareja dura menos que la de los matrimonios
100.

Suele decirse que el divorcio nos pone a nivel europeo. Eso es una falacia.
Si el divorcio es malo, es absurdo copiar lo que es malo.
En Europa hay muchas cosas buenas que podemos imitar y que son más importantes para el desarrollo de la nación, pero imitar lo malo es de tontos.
Y que la ley del divorcio lo que hace es legalizar la situación de los matrimonios ya rotos, es otra falacia. No se puede legalizar todo lo que es frecuente. Las cosas no se convierten en buenas por ser frecuentes. En ese caso habría que legalizar los atracos a los Bancos y los atentados terroristas. Esto es absurdo.
Y decir que debemos admitir el divorcio porque es propio de países civilizados, es tan ridículo como decir que puesto que el terrorismo se da en países civilizados, debemos consentirlo. Cuantas más facilidades se den para disolver matrimonios rotos, más matrimonios se romperán.

Para ver el artículo completo:


Divorcio (1)

 


 








Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |