Chespirito: ¿Enajenación mediática o concientización social?
Por: Francisco Xavier Sánchez | Fuente: El observador

El 28 de Noviembre de 2014 falleció, a la edad de 85 años, el gran cómico mexicano Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”. Alguien que nos ha hecho reír durante varios años gracias al ingenio de sus personajes. Sin embargo, y a partir de los recientes acontecimientos que vivimos en México (la represión a estudiantes que exigen justicia, el cinismo y la corrupción de la clase política mexicana, etc.) una pregunta me viene insistentemente a la mente al escribir estas líneas, que han tenido como motivo inicial rendir homenaje al humor blanco y puro de Chespirito: ¿sus personajes realmente han beneficiado a la población mexicana o han sido por el contrario elementos distractores de enajenación mediática?
Roberto Gómez Bolaños trabajó toda su vida para Televisa, una de las empresas que más daño ha causado culturalmente a la población mexicana. En sus personajes no vemos una denuncia social “explicita”. Alguien podría objetar que esa no es tarea de los comediantes, ya que con el hecho de divertirnos hacen su tarea. Y sin embargo hay comediantes que han realizado críticas muy sutiles e incluso abiertas a los sistemas políticos que les tocó vivir, pienso en el genial Charles Chaplin.
¿Qué pensar de Chespirito y de su compromiso social? Pienso que en sus personajes encontramos una crítica muy sutil a la realidad mexicana que tal vez no se alcanza a percibir de inmediato, pero que está presente en su obra. El Chavo del 8 es un niño pobre, que vive en un barril, que no tiene familia y que tan sólo sueña con poder comer una torta. Un niño mexicano –como tantos otros– que busca sobrevivir en medio de la pobreza y que cuenta tan sólo con su inocencia y su ternura. Pasaron años y años de programación y su situación de miseria nunca mejoró, a diferencia de las telenovelas de Televisa donde la niña pobre termina siendo rica. ¿No encontramos aquí una crítica sutil al Sistema? Me parece que sí. Es un niño que no entiende de política ni de economía pero que no se deja envenenar por el mundo externo (violencia, malas palabras, mal humor, etc.). Tiene su barril, su mundo interno lleno de sueños y de pureza.
Chespirito, a diferencia de la mayoría de pseudo-comediantes mexicanos, no nos trató de nacos, no utilizó albures y mujeres semidesnudas para distraernos estúpidamente. Buscó tocar la sensibilidad de nuestros corazones para tratar de hacernos entrar en el corazón de un niño pobre y excluido de la sociedad. Por otra parte el Chapulín Colorado no es el héroe guapo, fuerte e inteligente de Hollywood, sino un pequeño “héroe”, algo torpe e ingenuo que tiene como única arma su deseo de ayudar y su chipote chillón.
Me parece que el mensaje de reivindicación social de Roberto Gómez Bolaños fue el hacernos ver el mundo desde abajo, desde los pobres y excluidos del sistema. Desde aquel que no ha comido, que no tiene casa y que tiene hambre, pero que a pesar de todo no se deja contagiar por la maldad humana. ¿Es esto suficiente para cambiar una sociedad? Claro que no. Falta mucho más. El humor se convierte en perverso cuando se ridiculiza al otro y cuando se le humilla, pero cuando nos sensibiliza a la miseria ajena es un humor realmente humano. Me parece que la finalidad del humor blanco de Roberto Gómez Bolaños fue la de hacernos amar a sus personajes a pesar de sus debilidades y carencias. Un humor que nos debe llevar no sólo a reír unos momentos, sino a buscar que ya no haya más niños que vivan en las calles en condiciones infrahumanas de miseria.
Descansa en Paz Roberto, y que el humor que nos has brindado propicie también en nosotros el deseo de una sociedad más justa.


