Dicen que el sueño de toda princesa es encontrar a su príncipe azul. ¿Así nos lo contaron de niñas, no? Siempre me pregunté si yo podía ser esa princesa que, al final del cuento, recibía el beso de su príncipe azul, ese que me diga:

“Te amo, y te amo porque necesito que sea para siempre”

Sin embargo, al “despertar” y ver la realidad en la que vivimos, mis ganas de soñar habían desaparecido, y mi conclusión era que esos príncipes no existían.

En este mundo que día a día se pervierte más y que te jala con fuerza para que seas parte de la corriente, encontré, gracias a un regalo, la puerta que hace mucho tiempo anhelaba encontrar: se trata del libro titulado “Pureza y sexualidad” , del Padre Jürgen Daum. Al leer este libro casi sin parar, me dije a mí misma: ¡Alguien, al fin, ha confirmado mis anhelos de pequeña, mis anhelos de mujer!

“Ese amor si existe, tú estas hecha para el amor y sí es posible encontrarlo”.

“Yo creo en el amor, que venimos del amor, que vamos al amor”.

“El amor es para siempre, y si “cambia”, no es amor”.

¡Lo sabía! Ese amor soñado, sí puede existir. Ese amor profundo, fuerte, sólido, fiel, creciente y maduro, dentro de este mundo egoísta, ¡si puede existir! Pero, ¿dónde existe? ¿Cómo puedo encontrarlo? Pues resulta que

“La castidad es la virtud que purifica el amor humano del egoísmo. Protege el amor auténtico, y educa al hombre a ver el corazón de la mujer. Es un entrenamiento: te prepara para ser fiel a tu futuro esposo”.

Pero, como en toda historia de cuento, siempre están esos obstáculos que son capaces de arrancarnos las esperanzas. Este libro nos habla claramente y nos advierte de esas malas decisiones, de esas pequeñas cosas que nos alejan de lo que en realidad queremos -ser amadas- y finalmente solo nos llevan a la soledad.

En este libro se nos recuerda que nuestra vocación es el amor, y si no enseñamos amor, no tendremos amor. Hay que cultivarlo en nosotras mismas y enseñar a cultivarlo a otros. Los jóvenes de hoy necesitan que nosotras seamos esas princesas con ideales elevados que los eduquen a ser esos príncipes azules que anhelamos, por ejemplo, diciendo “No” a sus inesperadas y apresuradas propuestas, esas que finalmente nos robarán nuestros sueños:

“Un hombre necesita de esos ‘no’ para hacerse hombre”.

Las invito a leer este libro maravilloso, en el que yo encontré respuestas y argumentos para recuperar mis anhelos y mis sueños. En él encontré también la opción de ir contracorriente y una mano que me apoya en mi decisión.

Seamos no solo princesas, sino Reinas, que tienen el poder de proteger y ser el mejor ejemplo para los demás porque, como dice Crystalina,

“las mujeres tenemos un poder, podemos invitar a un hombre a ser un caballero o a ser un animal”.

¡Tenemos el poder de cuidar nuestros corazones y cambiar corazones!

A.U., 19 años, Perú.