El vientre, ¿un recipiente nada más?
Por: Carolina López | Fuente: A&A

La agenda perredista (partido de la revolución democrática, quien gobierna ciudad de México, la capital del país) no se detiene ni para razonar las leyes que promueve. Su tendencia "liberal" no tiene límites.
Quizá su único límite, por así decirlo, sea la agenda de la izquierda europea, que al menos en materia de ampliación de "derechos", el PRD viene siguiendo muy de cerca.
Hace más de tres años, la Asamblea del Distrito Federal legalizó el aborto en las primeras 12 semanas de gestación; meses después fue el “matrimonio” entre homosexuales; y en estos días la diputada perredista Maricela Contreras ya tiene lista la ley que permitirá en poco tiempo que se pueda pagar por prestar el útero.
Leyó usted bien: ahora en el Distrito Federal una mujer podrá prestar su vientre para gestar el hijo de una pareja o una mujer soltera infértil, y no sólo eso: la mujer gestante (la que presta el útero) mantiene salvaguardado el derecho a recurrir al aborto si ella lo desea, para lo cual sólo tendrá que notificar previamente a la pareja solicitante.
El trámite, dicen, será así: la pareja y la mujer gestante deberán tramitar un documento ante la Consejería Jurídica y manifestar su intención de llevar a cabo esta práctica ante la Secretaría de Salud local, que determinará si están preparados sicológicamente para realizar tal procedimiento.
La pareja se compromete a hacerse cargo de todos los gastos médicos que se generen a partir de la gestación, hasta la total recuperación de la madre subrogada, con independencia de si se logra o no el nacimiento. La mujer gestante, a su vez, asume el compromiso de reconocer que no es la madre biológica del bebé, el cual entregará al nacer.
Aunque se precisa que esta práctica no tendrá fines de lucro, se deja abierta la posibilidad de llegar a un acuerdo económico para atender el bienestar integral de la mujer gestante.
Como se ve, hay una gran ignorancia del PRD en el tema de la vida y de la familia, pero también en el campo de la legalidad y de la ética.
Y es que no todo lo técnicamente posible es moralmente admisible. El PRD olvida que la libertad de investigación científica y dignidad de la persona caminan juntas. Y si a eso le sumamos que las leyes de los Estados tienen que tutelar el bien de las personas y la defensa de los más débiles e inocentes, entonces las leyes perredistas no tienen sentido humano ni legal porque atentan contra este bien primordial.
Desde el Derecho romano hasta la actualidad, la madre es la que da a luz. Y los hijos, fruto del amor de los esposos, no pueden ser considerados como un "derecho", y recurrir a la procreación por caminos cada vez más alejados de esta ley natural, y que además pueden llevar a serios conflictos sicológicos tanto al niño como a sus dos madres (la solicitante y la subrogada, es decir, la que lo gesta).
Si además tomamos en cuenta los numerosos niños huérfanos que esperan ser adoptados ¿cuál es la necesidad de recurrir a este tipo de leyes para procrear?
Pero aún quedan preguntas en el aire. ¿Acaso el útero es un recipiente? ¿La mujer que por primera vez será madre y que prestó su útero tendrá la menor idea de la vinculación que desde el inicio de la concepción se formará entre ella y su hijo? ¿El progreso que busca el PRD es el de igualar al ser humano con una máquina?
Es claro que estamos frente a un paulatino y profundo cambio social que pretende distorsionar, si no es que borrar, el sentido del matrimonio y de la familia.
Según este cambio de paradigma ya no sería la familia con su lógica la que definiría las relaciones sociales, sino al revés.
Por eso y más es urgente hacer un llamado a los padres de familia, escuelas, universidades y demás instituciones conscientes del daño que causarán a la sociedad estas nuevas leyes y estilos de vida, para que se actualicen y mantengan una investigación permanente sobre estos temas, y así puedan alertar, guiar y formar a la luz de la ética, de la naturaleza y dignidad humana, a sus hijos y alumnos.
Sabe usted, lo más triste y paradójico de todo esto es que nunca antes la persona había estado más avanzada tecnológicamente y al mismo tiempo más indefensa y desprotegida frente a los abusos del poder.
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